De tradición oral, escrita o virtual, el
cuento es una invención que jamás desaparecerá. Siempre habrá historias qué
contar, ya sean reinterpretaciones o nuevas fórmulas de la imaginación, pues
hasta El Quijote de la Mancha se
transforma en cuento al momento en que el lector lo sintetiza en amena charla
sonora. Este género literario tiene tantas posibilidades como escritores hay en
el mundo; de desarrollo directo o de trama laberíntica, con final esperado o
con incógnitas, el cuento goza de la buena fortuna de la elasticidad temática y
de la creatividad en su forma que permite la creación de lo inaudito de manera
súbita y sorprendente. Estas virtudes son las que comparte con el humanismo,
que en estos tiempos desaparece en muchas de las actividades del hombre. La
libertad de expresión, el libre albedrío, la pluralidad y la comunión con el
otro son motores que impulsan a respirar con constancia nuevos aires que
traerán el interés hacia la reflexión y el trabajo: elementos base para derruir
la intolerancia y la mezquindad que amenazan con levantar muros violentos y
estáticos. Estos cuentos que publica Cariátide
son ejemplos de la diversidad -por ende de la inteligencia-, que hace falta
para forjar algunos instantes vitales, y derrumbar así la pereza con algunos
guiños de felicidad.
Gaceta Cariátide Brevedades Literarias
Año 2 Num 4 Primavera 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario